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Qué chulo, qué limpio! - Excursiones en El Calafate I

viernes, 13 de marzo de 2009

Estábamos en plena excursión "Todos los Glaciares" en el parque nacional Los Glaciares con Figarilla. El catamarán que nos transportaba por el Lago Argentino amarró en Bahía Onelli, donde descendimos de la embarcación para tomar nuestro almuerzo en pleno bosque patagónico. Íbamos caminando por el bosque, cuando un puentecito en el sendero nos dejó cruzar un arroyo, tan claro, tan limpio, que podía verse claramente la vegetación que crecía en las rocas dentro del arroyo como si directamente no hubiese curso de agua alguno interceptando nuestro camino. Fue entonces que una turista española que iba caminando unos metros por detrás nuestro con su grupo exclamó "Qué chulo, qué limpio!". Me llamó la atención, porque en la cotidianeidad de nuestras vidas en la ciudad, es raro escuchar (y sentir) una frase como esa. Y bien dicha que estuvo la frase. Todos los lugares a los que íbamos, cada sitio visitado, parecía inmaculado. Como si el hombre nunca hubiese estado allí. Sólo que el hombre sí visita estos lugares, y viendo las condiciones en la que estaban los sitios visitados es que pensé "por lo menos una hacemos bien". Mis ojos se llenaron de imágenes, se llenaron de naturaleza y se llenaron de pureza. Mis dedos demandaban a la cámara que no dejara recoveco, que no dejara detalle fuera de la tarjeta de memoria. Casi que me pedía basta. Pero mis dedos no querían dejar tranquila a la máquina, sólo querían que yo pudiera tener el más fiel recuerdo, de tantas cosas maravillosas que vivimos en este viaje.

Nota: Las fotografías utilizadas en el post (y en el blog en general) son subidas en baja resolución, por lo que no se pueden utilizar en publicaciones profesionales. Les pido que si van a utilizar o linkear las fotografías en algún sitio web, citen la fuente y nos linkeen. Un aviso mediante un comment no está de más tampoco. Gracias.



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Navegando el Lago Argentino rumbo al glaciar Spegazzini, se comienzan a visualizar icebergs producto de los desprendimientos.

Las cumbres de la cordillera de Los Andres, que proveen la nieve que con el correr de los años, se transforma en hielo y alimenta los glaciares.

Hay nieve para todos. La nieve acumulada en las cimas, no sólo alimenta los glaciares principales, que son los que se visitan, sino que pueden verse glaciares secundarios a lo largo de todo el trayecto.

Un glaciar secundario alimenta al Spegazzini, cuyas paredes son las más altas de todos los glaciares del Parque Nacional (se pueden comparar con un edificio de 40 pisos).

Pared frontal del glaciar Spegazzini.

Picos de hielo en la pared frontal del glaciar Spegazzini.


Cascada formada por el deshielo.

Los icebergs desprendidos de los glaciares, muchas veces superan ampliamente en tamaño a los catamaranes utilizados en las excursiones (y eso que son grandes...).


El imponente glaciar Upsala, el más extenso del Parque Nacional.



Un iceberg producto de un desprendimiento. Los colores son producto de que el mismo fue muy reciente.

El arroyo en Bahía Onelli que da título al post.

Los icebergs se van derritiendo, hasta convertirse con el pasar de los días, en bloquecitos de hielo que llegan a las costas del lago.

Lengas en Bahía Onelli.

Líquenes en los árboles del bosque patagónico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que precioso ese lugar!!! Yo voy a ir a uno de los departamentos de alquiler temporario en palermo viejo, buenos aires, Pero desde ahí me encantaría recorrer el país!!! Después de ver esto me dieron muchísimas ganas de ir ahí, así que gracias!