Desde el mes de mayo estoy viviendo en un nuevo lugar, compartiendo los días con la mujer que amo y elegí como compañera para el resto de mi vida.
Casualmente nos encontramos con que nuestra casa nos estaba esperando para darnos una vista privilegiada. Y el Río de la Plata nos acompaña todos los desayunos, como una especie de calmante para compensar la locura con la que vivimos en Buenos Aires.
Por qué guardarnos tan bello espectáculo para nosotros solos? Por qué no compartirlo con el mundo entero?
Update:
Si bien no me cansé de los amaneceres, comencé a interesarme mucho más por la fotografía. Y últimamente, también por el retoque. De ahora en más, exploraré también nuevas experiencias fotográficas, con distintas cámaras y distintas técnicas.
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